Autor: José Martín
Ni Charelo, ni Macabeo, ni Chardonay, ni Cabernet Sauvignon, ni nada de nada. Sin duda, esta casi fenecida añada del 2012 pasará a la historia como una de las peores cosechas.
En el primer semestre pareció que los compuestos nitrogenados podían producir una correcta fermentación y ofrecer al mercado un afrutado con aroma y bouquet aceptables.
Pero superado junio, las antocianinas (responsables del color) llevaron a los responsables financieros a un pálido “frizzante”.
Todas las direcciones generales con un “macabeo” de mucho cuidado, de más de 14 grados, se preguntaban hasta dónde el maridaje entre alcoholes y ácidos estaba dispuesto a llegar.
Algunos, incluso aplicando la técnica de la osmosis inversa, no conseguían resultados convincentes. Los taninos conseguidos en otras ocasiones, gracias a su almacenaje en barricas, en esta ocasión, los barriles les servían para ocultar las vergüenzas y salir desnudos pero tapados. Pero sin más opciones.
Los bodegueros, los sumilleres, toda la familia se pregunta hasta dónde los carbohidratos y el retrogusto nos seguirán amargando la fiesta.
No es suficiente levantarse “tempranillo” para mejorar las añadas. Algunos deberán acudir al “reserva”, para seguir con los jóvenes con aguja, ligeramente espumosos.
No obstante, brindemos por el 2013. La experiencia y el sosiego mejorarán los caldos.
Y, como despedida del año, les envío mi cariñosa felicitación de fiestas. Firma la frase Rabindranath Tagore: “los únicos peces que se abandonan y se entregan a las corrientes, son los peces muertos”
Para pensar. Salud para todos.
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