Autor: José Martín
Hace pocos días destacó en la prensa internacional un ofrecimiento, nada menos de un millón de dólares, propuesto por el banquero Andrew Beal de Dallas (USA) a quien resolviera lo que él mismo llamó la “conjetura” de Beal. (ax + by = cz).
Si entre los lectores hay quien descifre la “conjetura” ¡bingo! Se habrá ganado un millón de dólares, que ahora mismo no está nada mal.
Claro que en el mundo científico existen más problemas a resolver y valorar, además de la ya famosa “conjetura” tenemos el “principio” de Hamilton, la “ecuación” de Enler-Lagrange, la “ley” de Snell y el “teorema” de Fermat (xn + yn = zn) que a mí este último, personalmente, me tiene muy ocupado. En los veranos, entre crucigrama y crucigrama, intento aportar algo al famoso teorema.
Ahora bien, lo que me pone a caldo es la “ineficiencia” de Rajoy (no hacer nada + dejar que las cosas se resuelvan solas3 = 6 millones de parados). Pero no es solo la “ineficiencia” lo que me tiene embobado, también en nuestro sector, desde hace algún tiempo, se deslizan toda una serie de decisiones, cambios, acciones, tomas de razón, que están dejando huella y creando surcos difíciles de superar una vez mejoren –muy ligeramente- las cosas.
Es cierto que nos movemos en un ambiente muy denso, apretado, circulamos en hora punta y, por ello, con aires viciados y muy contaminados.
¿Soluciones?
Hay que trabajar en varias direcciones. Seguir insistiendo en lo del IVA (siento decirlo, pero tenemos la batalla “casi” perdida) seguir rebajando costes de una forma más inteligente y ampliar mercado. Mientras que lo de rebajar costes pertenece a decisiones internas de las empresas, potenciar acciones que atraigan a nuevos usuarios es un asunto grupal. Existen en España entre tres y cuatro millones de seres con problemas de visión no resueltos, que por cuestiones económicas, dejadez o escasa y limitada responsabilidad, no acceden a las ópticas.
Es momento de que nos movilicemos todos: AEO, Fedao, colegios profesionales, medios de información, etc. y empujemos en estos sentidos. Dejémonos de teoremas, conjeturas, principios, ecuaciones, leyes y, muy especialmente, de ineficiencias, y rememos todos en la misma dirección. Especialmente en ampliar el mercado. Robando, bueno dejémoslo en ganando, participación de mercado, es claro que mantendremos cuota, pero ¿a qué precio? Si conseguimos que varios cientos de miles de ciudadanos “nuevos” se acerquen a las ópticas para revisar y controlar su visión será mercado fresco y permitirá gestionar este nicho de forma algo más razonable.
Ya comenté un día que un mercado en recesión o estancado es como una tarta empequeñecida que sufre el acoso de cucharas histéricas, pretendiendo cazar la mejor porción posible. Eso sí, a base de codazos, empujones, patadas, mordiscos, ¡todo por la supervivencia! Pero un mercado ligeramente al alza, en su base y altura, permite más sosiego y más margen. Así que actuemos con egoísmo. Pero el bien entendido.
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